JOKER

Este comentario no contiene spoilers:
Ayer vi el Joker, al igual que millones de personas alrededor del mundo. Vi como Joaquin Phoenix se metía en el papel de una forma casi perfecta y digna de un Óscar. Vi como el actor encajaba en el rol a la perfección (casi seguro porque ha sabido empatizar con este "villano" y posiblemente por todo lo que ha vivido en el pasado). También vi la inquietud y el asombro en el rostro de los espectadores.
Esto último es lo que me preocupa al exponer y visibilizar de esta manera a las enfermedades mentales. Quería aclarar que los enfermos de unidades como psiquiatría NO se reflejan al 100% en lo que vemos en este personaje. Si bien es cierto que podemos encontrarnos a personas que, por su circunstancia vital, se muestran más tendentes a la heteroagresividad, no debemos generalizar. Al extrapolar lo que hemos visto en el cine estaríamos cayendo (otra vez) en uno de los comportamientos/pensamientos que ha perseguido históricamente a las enfermedades mentales: el estigma(prejuicios, discriminaciones...).
Desde mi punto de vista creo que la causa es la ignorancia. Muchas personas de mi entorno me trataron de loca cuando me empecé a interesar por la salud mental. Muchos a día de hoy me siguen repitiendo que especialidades del EIR como matrona o pediatría "son mucho más bonitas" y me preguntan si "alguien me ha pegado ya o he contenido a pacientes en su cama".
Estoy tremendamente agradecida a mi yo del pasado por escoger esta especialidad que tantos buenos momentos me ha dado. Psiquiatría no son contenciones mecánicas, pinchazos y cárceles. Es comprender el sufrimiento de quienes acuden a ti por desesperación y están asustados por pensar el qué dirán. Es escuchar a quien tiene una depresión mayor y se ha intentado suicidar varias veces. Es darle un abrazo a esa niña de 14 años que se asusta cada vez que aumenta 1kg o a ese niño de 13 años que acaba de ser diagnosticado con una enfermedad mental y está aterrado porque lo han separado de su familia. Es hacerles ver a todos ellos que no hay de qué avergonzarse: su enfermedad NO es una etiqueta ni su vida entera, sino que forma parte de la misma.